sábado, 3 de noviembre de 2012

Luna Bipolar

Musa de corazón gélido y vientre herido,
en donde florecen espigas y sal.
Arrullas en silencio medanos de oro,
y poseída te bañas con tundras venenosas.

Entre relámpagos batallas silente,
y es tu interior lo que refleja tu fuerza.
Podría ser que seas más simple,
pero en cada mundo domina la propia inspiración.

Geisha cubierta de cal,
Sedúceme misteriosa,
Elocuente cual telaraña,
Arrópame y miente para mi.

Soberana del Ardid,
Sin verdad en tus fauces.
Ciego y enamorado,
de tus artificios quiero oír.

Y brota la noche mágica,
en donde debilitas mi razón,
te pienso inalcanzable,
cual agujero negro, insaciable;
pero son tus cuevas grietas repletas de vísceras,
allí donde nace el verdadero sol y te escondes asustada.  

Goteas pétalos malolientes,
y sólo ansío con tus fluidos inundar mis sienes.

Ha sido mi capacidad para convocarte,
lo que me retó a tentar mi suerte,
mientras mi instinto me aconsejaba que no debía amarte.

En vano te has convertido, en fuente ácida, opaca.
Tratando de abrirte paso entre valles desolados,
desembocas en cuerpos ajenos, tan extraños,
que terminaste confundiendo al propio destino.

Y entre tus espinas mordaces,
Me siento incapaz de lavar tu lodo,
de velar por tanta tierra infinita, llena de nada.

Y es cuando muto pasajero en un acerbo hostil.

Son tus cambios los que me abren el pecho,
y mi interés me arranca podrido el corazón.

Me transportas, cuando tomas de mi mano,
Me siento en carne viva, corriendo entre parajes tóxicos,
Pero me siento como un niño, y regreso,
Siempre vuelvo a tus espectros fantasmales.

Al tanto, maquiavélica, fabricas en tu médula,
demencia y enajenación.

En la cúspide de mi narcosis,
Te imagino mía,
Pero caigo arrepentido,
Como un perro,
Tras el carrusel de tus carnes,
Entrañas insaciables,
Semejantes a una lucha de poder.

Sin hablar he visto tu interior,
Vacío y carcomido,
¿Qué te han hecho? para dejar secar tu sangre,
¿Por qué te marchas siempre inconforme?
Luego te haces distante, desleal y fría.

Jugando al rol con el que te pagan,
Tus tinieblas se disipan al amanecer,
No puedes esconder tu rostro por siempre,
Muéstrate integra y digna,
Pronto volverás a ser nueva y resplandeciente.

Dueña de los seláceos,
Casi controlas el tiempo,
¿Qué te ciega dorada y azul?
El firmamento te pertenece,
Los mares y los enamorados,
¿Por qué te empeñas envidiosa?
En noches marcadas, amargadas e infértiles.

Cada desvelo ha sido una mancha negra,
Y te retocas como porcelana.
Al fin y al cabo, de noche los gatos son pardos,
y los lobos más sociables.

Y te inventas una nueva locura, como medio de reposo.
Pero sólo te castigas al reconocerte frente a la marea.
Busco tu rostro oscuro pero sólo veo las lágrimas,
de un corazón insano, caducado y derrotado.

El camino irreflexivo, ha corroído tus pasos olvidados,
Barricadas invisibles, sombras de luz.
El cuerpo del viento, la danza nuestra.

He triunfado al viajar en tu piel,
¡Y dime si el nirvana no es un abismo! 
¿Qué olor tiene la voz del cielo?
No me importa flotar en tu canto, porque juego y caigo en tus brazos,
Una vez más.

Así pido al mismo redentor que se apiade de mi locura,
Porque pronto volveré al romper de las olas,
Tu y yo, algo simple, pero real.

Y veo, celoso veo,
Como te engalanas y perfumas de plástico.
Rodeada de aduladores, será tu cadena perpetua.
Obligada e imprecisa, tenías la llave y la devoraste sin compasión.

Dulce locura, cuéntame si eres conciente en realidad,
Porque ningún cambio es constante,
Y no se gana ni pierde a la fuerza,
Rompe tus cadenas y no ejerzas más en mí tu poder.
Yo disiparé tus dudas y velaré por ti las tristezas ajenas.

No seas más fuente de criaturas perdidas,
que se colman de tu sustento y energía.
En ellos reina vida y lujuria,
Sonámbulos deambulan sin aceptar lo que son.

Donde existe un tiempo para todo y el espacio para aquello,
Cada idea será una locura, y cada locura una razón.

Tus motivos reinan en tu mente, pero las acciones no mienten,
Incriminan,
La acción es verbo que llora, canta y goza,
Se libre y grita cual sorda.

Tu voz interior siempre tendrá un lugar en toda piel,
con juicios equidistantes y coartadas despectivas.

Cada amor un trago amargo, cada derrota un puñal al corazón.
Y a pesar que siembres en cualquier tierra, no toda semilla germina.
Será una capacidad indeterminada, pues,
¿Quién posee la primogénita visión?
Es como la certeza de saber donde empieza el finito.

Somos tú y yo, muriendo para nacer,
Y sé que no te poseo, ¿Cómo podría tener lo incierto?
Siquiera hay verdad en tus ciclos continuos,
Porque son todos lugares para soñar.

Yo he creído, vivido y vuelvo a casa.
Al hogar libre y verdadero.
¿Qué has sido real y única?
Cada momento resultó un aliento fresco,
Tu voz una vela encendida,
Has sido parte de lo inevitable,
que acaba con olor a musgo, vencido.

Hija de reyes, desterrada y sin herencia,
te alteras y fermentas mi templo,
me yerras con tu lengua eterna, me rondas inmensa,
mientras me esfuerzo en librar ésta cruzada perdida.

Te vas desvaneciendo al mismo tiempo,
En donde merman las sombras con cada partida.
Puedes huir, pero no para siempre,
O huir para siempre, sin poder hacer nada.

Porque cada noche, será tuya.
Porque cada noche, serás mía.
Al tatuarme con tinta indeleble mi pobre corazón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario